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viernes, 21 de noviembre de 2008

The brown bunny

DESDE LA ÚLTIMA BUTACA
Luis Beiro

Ficha técnica:
Dirección, guión, fotografía, diseno de producción, vestuario y direccion artística: Vincent Gallo. Países: USA, Japón y Francia. Año: 2003. Duración: 119 min. Reparto: Vincent Gallo, Chloë Sevigny y Cheryl Tiegs. Música: Ted Curson, Jeff Alexander, Gordon Lightfoot y Jackson C. Frank. Sinopsis: Bud Clay es un corredor de carreras de motor y emprende un viaje de cinco días hasta California. Le asaltan recuerdos de la última vez que vio a la mujer de su vida. Él desea que esos recuerdos desaparezcan y busca un nuevo amor que le haga olvidar a Daisy, pero es imposible.

I
El hecho de que esta cinta esté escrita, dirigida, producida, editada, fotografiada. ambientada y “manipulada” desde todas las perspectivas del arte por Vicent Gallo no es índice grandilocuencia, sino de devoción creativa. Después de apreciar su obra, podemos convenir que estamos ante un autor plenamente responsable de todo lo que ocurre detrás de la pantalla: la película es el eco de su propia contraparte, y en ese sentido, sus manos cuidaron mareas y horizontes. Esto no debe verse solo como punto de partida de posibles retaliaciones y personalismo, sino como recurso para lograr toma de decisiones mucho mas ágiles dentro del set. Dicho de otra forma, esta manera de trabajar el cine puede ser una suerte de sangramiento individual que solo corre por las venas de aquellos sensibleros que tienen algo que decir. Con una filmografía breve, pero muy tecnicista, Gallo ha logrado aquí una obra que sobresale por su calidad formal. “The brown bunny” se mueve entre el videoclip y el road movie, El director reutiliza uno de los temas de su banda sonora para ilustrar un grupo de imágenes en constante revolución gráfica que viajan de una realidad a otra con total desenfado. A veces divide la pantalla en dos como en el cine publicitario, para lograr su pertinencia estética y narrativa.
Este filme, construido de manera cerebral, debe ser visto a partir de fragmentos de una historia oscura que parece no llegar a ningún sitio y cuyo desenlace el espectador deberá descubrir dentro de la mente del propio director. Un leimotiv a manera de trailer nos enlaza esta historia de la misma forma que lo hace el protagonista cuando, por una parte es captado por la cámara ocupando algo más de la mitad de la pantalla a través del espejo retrovisor, en su viaje a la próxima competencia, mientras que en la otra mitad se incluyen imágenes de su novia, minutos antes de morir, en ausencia del protagonista. Con este recurso armado entre silencios muy bien logrados y parlamentos casi inexistentes, Gallo logra un enfrentamiento entre realidad y nostalgia de hondas repercuciones artisticas que contribuye tanto al l desgarramiento de la condición humana, como a convocar la capacidad analítica de un espectador que se siente respetado en su inteligencia porque el director preparó su obra para que este espectador descubra por sí mismo el rumbo de esa historia. El final, que si bien no es nuevo para este tipo de relato cinematográfico, se acepta y se aplaude por lo que tiene de impactante y conmovedor. Con esta pelicula, Vicent Gallo demuestra que no hay tema gastado, que se puede hacer un cine de altura con historias cotidianas, sin exigirle grandes sacrificios a su lectura cultural. “The brown bunny” es una de estas obras de metraje inolvidable que serán referencia de estudiosos y especialistas y que demuestra que el cine independiente ha llegado a la mayoría de edad con los pantalones largos y la mente en blanco: como las mismas luces del amanecer.

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