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viernes, 26 de octubre de 2007

Desde la última butaca

Black book
Ficha técnica
Título en español: El libro negro. Dirección: Paul Verhoeven. Países: Holanda, Reino Unido, Alemania y Bélgica. Año: 2006. Duración: 145 min. Reparto: Carice van Houten, Sebastian Koch, Thom Hoffman y Halina Reijn. Guión: Paul Verhoeven y Gerard Soeteman; basado en un argumento de Gerard Soeteman. Música: Anne Dudley. Fotografía: Karl Walter Lindenlaub. Sinopsis: Tras la ejecución de su familia a manos de los nazis, una joven judía se une a la resistencia contra la ocupación en Holanda. Su misión será infiltrarse en el cuartel general nazi, seduciendo a un alto oficial alemán para obtener información.

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Paul Verhoeven, emigrante holandés en EE.UU., volvió a Europa a hacer cine. Antes de partir, sabía muy bien que ninguna productora del viejo continente le iba a aprobar un proyecto tan siquiera parecido a “RoboCop” (1987), “Desafío total” (1990) ó “Instinto básico” (1992). Estaba convencido que con independencia de crear un thriller acorde a las exigencias del mercado, debía transformar sus desmedidos guiones de sexo y de violencia en propuestas un poco más cercanas a una consistencia cultural. Inclusio, su marcada preferencia por la ciencia ficción (léase el cine de Steven Spielberg) tampoco debía aparecer salvo que fuera acompañada de un argumento de trasfondo humano. Su guión, escrito en colaboración con Gerard Soeteman no podía fallar: la historia de una cantante judía que durante la ocupación nazi a Holanda, se ve envuelta en una serie de acontecimientos conspirativos que la marcarán para toda su vida. La primera virtud de “El libro negro” es que a pesar de que su título hace recordar la laureada cinta “La lista de Schlinder”, su exceso de metraje no obliga al bostezo: el espectador se siente aferrado a su butaca no sólo para descubrir el final de la poco trabajada e idealista historia de amor entre Rachel y un capitán nazi, sino para ser sorprendido por la improvisada sucesión de traiciones, a veces sutiles y otras forzadas que no lo dejarán en paz. Paul Verhoeven ha logrado combinar la violencia escenográfica con el erotismo narrativo para crear una obra heterogénea que funciona como un thriller sinfónico con pinceladas de espionaje, contraespionaje, romance, evocaciones y acción. Aquí está lo mejor de su obra La heroína de la película, como sucede con gran parte de los personajes verhoevianos, es guiada por impulsos de supervivencia y no duda en utilizar el sexo para salir indemne en una época en la que ni siquiera puede confiar en que los de su supuesto bando no quieran acabar con ella. La actriz Carice van Houten no le interesa repetir los esquemas seductores de Sharon Stone. Ella se roba la película con un encanto profesional que subyuga. Tampoco el actor Sebastian Koch (el escritor espiado en “La vida de los otros”) copia las rimbombancias de Arnold Schwarzenegger. Supo imprimirle a su personaje del capitán nazi en apariencia “bonachón” una evolución sicológica novedosa y creíble que lo ubican como modelo de creatividad y que lo hace sacar de la caricatura robótica a que el cine nos tiene acostumbrado a la hora de presentar a los nazis.Es en la línea de esa visión liberal en la concepción de los personajes donde anida lo mejor de la película.La dirección de actores, además de su nivel de homogenidad, diseña unos personajes de doble factura, que pueden, al mismo tiempo, ser justos o injustos, valientes o cobardes, leales o traidores sin fisuras en su dramaturgia. Además, Verhoeven sabe integrar el drama a la aventura y al humor negro. Con estas cartas, pareciera que su obra adquiere ribetes de perfección. Pero no. La película contiene excesos y no sólo de metraje, con escenas muy gratuitas como el aparatoso ajusticiamiento en plena ciudad del traficante de judíos. Pero no se puede tapar el sol con un dedo, por mucho que nos encante. Esta es otra de las tantas películas creada para manipular. No lleva el sello de las obras perdurables.

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