Este es un blog personal y en él sólo se publican textos del autor

martes, 24 de septiembre de 2013

El Director

Luis Beiro
luis.beiro@listindiario.com
Desde las primeras escenas, el personaje abre los ojos. La cámara lo envuelve con textura multicorde, y no lo deja en paz. Se levanta y el lente lo persigue hasta que recoge el mensaje que acaba de recibir, por fax, en idioma hebreo. No se dicen palabras, pero hay algo seguro: ese hombre siente un hondo dolor. A partir de ahí y durante cuatro minutos, la cámara continúa al acecho de manera despiadada. Dibuja su rostro, lo incendia de cotidianismo. Ese hombre,  se mueve entre la realidad y la ficción. Es el director de la Orquesta Sinfónica, que esa noche saldrá rumbo a Jerusalén, al frente de la compañía, para un concierto con el oratorio “La pasión según San Mateo”, del arzobispo Hilarion Alfeev. Pero ese amanecer, el hombre ha sufrido el mayor desgarro, y lo mantendrá en secreto gracias al muy bien logrado trabajo del célebre actor ruso Vladas Bagdonas.
Ese rostro grave, tenso, rígido y severo delata una tragedia.  Así lo dice el clímax de esa escena, cuando hombre deja abierto el grifo de agua de la cocina. ¿Un simple olvido? El hombre se retira a meditar mientras el agua cae. Solo el productor de la Ópera la cierra al llegar al apartamento del maestro a determinar por qué no contesta sus llamadas.
Toda esa poesía fílmica transcurre durante los primeros cinco minutos de metraje, mientras los créditos caen en la pantalla. Después, entran a escenas otros músicos con sus conflictos personales; no son simples máquinas dispuestas a labrar sus instrumentos, ya bien sean vocales, cordófonos o percutivos. Con esos sucesos, diatribas y profanaciones, el espectador se estremece. La historia contiene una atmósfera de misterio, sugeridora, donde nadie sabe lo que va a pasar con la vida de esos hombres y mujeres que trabajan la cultura.
Encuadres perfectos, ambientaciones apasionantes, música grandiosa y actuaciones inolvidables obligan a recomendar esta película del más reciente cine ruso, aunque su director no es nuevo en estas lides. Pavel Lugin (Moscú, 1949) ya ha sacado las uñas en obras como “El zar” (2009) y “Exorcismo” (2006). 
“El director” no es una obra perfecta. Algunos conflictos de los músicos están traídos por los pelos, como la muerte de la peregrina mientras busca a sus hijos en el mercado de Jerusalén, episodio previsible desde que salió a escena el joven musulmán que prestó su cuerpo como arma de destrucción masiva. Lugin no puede ocultar influencias de Coppola, sobre todo durante el proceso de preparación del cuerpo del fanático, la búsqueda de la madre y la detonación de la bomba, alternando estas imágenes con la ejecución del concierto.
La película debió finalizar cuando el protagonista lee la carta que escribió su hijo adolescente, escapado de su casa por incomprensiones: “Cuando entré en una tienda y pregunté si tenían pan, me respondieron que no tenían, entonces pedí un chicle. El vendedor no me entendió. Y nosotros no nos entendemos el uno al otro. Papá, disculpa que estoy muerto. No lo volveré a hacer más. Te quiero mucho. Sacha”


Ficha técnica
País: Rusia. Año: 2012. Duración: 90 minutos. Director: Pavel Lugin. Guion: Pavel Lungin, Valery Pecheykin. Reparto: Vladas Bagdonas, Inga S
trelkova-Oboldina, Karen Badalov, Serguei Koltakov, Seerguei Barkorskiy, Darya Moroz y Arseniy Spasibo. Sinopsis: La Orquesta Sinfónica de Moscú ofrecerá un concierto en Jerusalén. Durante el mismo saldrán a la luz los fantasmas de algunos músicos.

No hay comentarios: